Hay crímenes que, con el paso del tiempo, se transforman en leyenda oscura. No por el morbo que generan, sino por la huella imborrable que dejan en la cultura popular.
En Netflix, esa inquietante frontera entre realidad y ficción se reabre con una serie que revive la historia de un hombre que parecía común, pero que ocultaba un mundo de pesadillas bajo su granja de Wisconsin.
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El estreno de la nueva ficción despertó intriga porque se centra en el asesino que inspiró a personajes icónicos del cine de terror, desde Norman Bates en Psicosis hasta Leatherface en La masacre de Texas.
Estamos hablando de Ed Gein, el infame criminal que eligió Ryan Murphy para protagonizar la nueva temporada de su serie antológica Monstruo.
¿De qué trata?
Monstruo: La historia de Ed Gein revive la vida de Ed Gein, un granjero solitario que en los años cuarenta y cincuenta cometió actos indescriptibles.

Aunque solo se le atribuyeron oficialmente dos asesinatos, lo que horrorizó al mundo fue el descubrimiento de que había profanado tumbas y fabricado muebles, utensilios y prendas con piel y huesos humanos.
La serie recrea desde sus orígenes —marcados por la relación enfermiza con una madre dominante y ultra religiosa— hasta el momento en que la policía irrumpió en su granja y destapó el horror.

El elenco de Monstruo está encabezado por Charlie Hunnam, un actor que se mete de lleno en la piel de Ed Gein para transmitir tanto su apariencia frágil como la perturbadora violencia que lo definía.
¿Quién era Ed Gein?
Ed Gein nació en 1906 en Plainfield, un pequeño pueblo de Wisconsin, y tuvo una infancia marcada por una relación enfermiza con su madre, Augusta, una mujer extremadamente religiosa y dominante que inculcó en él la idea de que las mujeres eran pecadoras y corruptas.
Su padre era alcohólico y distante, lo que lo llevó a depender casi por completo de ella. Cuando Augusta murió en 1945, Ed quedó solo en la granja familiar, y ese aislamiento se transformó en el caldo de cultivo para su obsesión con la muerte y la necrofilia.

En 1957, tras la desaparición de una comerciante local, la policía ingresó a la granja de Gein y descubrió un escenario macabro: restos humanos, muebles y objetos fabricados con piel y huesos, así como cráneos usados como recipientes.
Aunque se le atribuyeron oficialmente solo dos asesinatos, se comprobó que había profanado numerosas tumbas para obtener cuerpos con los que realizaba sus siniestros experimentos. Estos hallazgos lo convirtieron en una figura siniestra que impactó profundamente a la sociedad estadounidense de la época.
El caso de Ed Gein trascendió lo policial para convertirse en inspiración de la cultura popular. Su perfil de asesino solitario, marcado por el fanatismo materno y los crímenes atroces, fue la base de personajes como Norman Bates en Psicosis, Leatherface en La masacre de Texas y Buffalo Bill en El silencio de los inocentes.
Aunque murió en 1984 en un hospital psiquiátrico, su nombre sigue siendo sinónimo de horror y ha quedado grabado como uno de los monstruos reales que marcaron el imaginario colectivo del terror moderno.