"La buena noticia no es noticia", dijo alguien alguna vez. Quizás siguiendo esa premisa, muchas veces se ignora en los medios un costado muy exitoso de la tele. Y hoy, con la despedida de la enorme China Zorrilla, se cristalizó una vez más una faceta interesanta del medio.
"La tele es una picadora de carne", "hacen todo por un minuto de camara", "matan a la madre por un punto de rating", o "lo único que vende es el escándalo", todas esas frases tan trilladas pierden sentido en más de una oportunidad.
Pasó con la despedida a China Zorrilla o recientemente con Gustavo Cerati. El televidente se quedó prendido a la pantalla para escuchar anécdotas de estos artistas, revivir momentos de sus carreras y compartir los testimonios de sus colegas. Ni un minuto de especulación o morbo, con excelentes resultados de audiencia.
Lo mismo ocurre con la performance de otros productos. Un 2014 repleto de tiras como Guapas, Viudas e Hijos..., Somos familia, Sres. Papis, o Mis amigos de siempre. Si bien ninguna de ellas consiguió el rating arrollador de otros fenómenos anteriores como Graduados, Montecristo, Los Únicos, Soy Gitano, Sos mi vida, Padre Coraje o Gasoleros (que eran imbatibles), todas las tiras de este años mantuvieron una aceptación popular que las mantuvo firmes en sus horarios, sin tambalear.
El Bailando también apostó como siempre a su gran despliegue de producción, pero además incrementó la participación de figuras prestigiosas, como Eleonora Cassano, Hernán Piquín, Maximiliano Guerra, Mora Godoy o Laura Fidalgo. O desde el jurado, propuso a Nacha Guevara y Soledad Silveyra, en vez de buscar personajes mas mediáticos. Y a esta altura del año, cuando generalmente los populares hacen pesar su fama en el duelo telefónico, el público optó por conservar a los artistas. Fue así que este martes, Cassano eliminó por más del 60 % al limitado primo del conductor. Lo mismo ocurrió en el enfrentamiento entre Maria Eugenia Ritó y Vicky Xipolitakis, cuando la chica del momento fue derrotada no sólo por una vedette con formación, sino por alguien que presentó su vida sin dobles discursos, ni momentos prefabricados para el show.
Ni que hablar de Peter Capussotto (en su novena temporada), Los Simpson y Casados con hijos (repetidos hasta el hartazgo pero con un suceso parejo), o lo que fue el éxito inusual de Escobar, el Patrón del Mal en Canal 9.
La tele no es lo que siempre pretenden algunos prejuicios. La pantalla chica es como un supermercado en el que cada consumidor puede elegir el producto deseado. Sólo hay que saber buscar.